Uno de los paisajes coloniales que nos pintaban en la escuela era el de las mulatas pregonando su mercadería. Dicen que, por aquellos tiempos, las mazamorreras gritaban por la calle: “¡Mazamorra caliente, para las viejas sin dientes!” para promocionar sus productos. Claro, si uno no tiene dientes, la mazamorra es ideal porque es una comida blandita, ya que se hace con maíz blanco partido, se come con leche y, a veces, con azúcar o miel.

Más próximo en el tiempo, se sumó a las tradiciones culinarias el asado con cuero; en algunos casos, en el marco de una jornada de jineteada y doma multitudinaria.

Pero también, podemos enumerar:

El locro: Por el trabajo y tiempo que requiere no es para todos los días. En la actualidad, casi siempre se lo encarga a algún cocinero o fonda del barrio. Es una comida para invierno por las calorías que tiene.

La carbonada: Esta es una comida típica del noroeste argentino. Tiene alguna similitud con el locro, ya que es un guiso suculento, ideal para esos días fríos en los que necesitamos una rica comida caliente, que nos dé las calorías para enfrentar las bajas temperaturas.

Las empanadas de carne: Cada provincia o región de nuestro país tiene su forma de preparar las empanadas, con algunos elementos en común, como la carne vacuna.

La torta asada a la parrilla: Con las brasas que sobran del asado se puede cocinar, sin muchos cuidados, esta rica torta para el mate de la tarde.

Este 9 de Julio, quizás te animes, compañero, te prepares alguna de estas recetas tradicionales y… ¡¡¡Qué viva la Patria!!!

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